Sabe
muy bien, porque los conoce a detalle, como pocos políticos mexicanos, qué
hilos mueven al mundo.
Nunca
ha descrito con puntualidad inobjetable esos hilos –y tampoco, nunca lo hará-
pero están implícitos en todos y cada uno de sus pensamientos de estadista;
unos, presentes en sus iniciativas al Congreso de la Unión (como la Reforma
Energética, por decir lo menos, pero también lo más), y otros, en su retórica
de La Mañanera, que ningún medio de comunicación reproduce en el mismo sentido
que son emitidos.
Sólo
la historia milenaria y centenaria de México nos regala frases célebres de
grandes hombres y mujeres que nos legaron esta nación, y será ella la que –muy
probablemente más temprano que tarde- recoja y reproduzca los alcances de cada
paso de la nación en nuestros días.
¿Qué
lugar le daríamos en esos escenarios, a esta frase del Presidente, expresada la
mañana del viernes: “Que México sea de todos, no para unos cuantos; que se
gobierne para ricos y pobres, que haya una separación entre poder económico y
poder político; y que el poder político no esté subordinado al poder económico?
El
Primer Mandatario fue preguntado por medios de comunicación convencionales,
acerca de las declaraciones del Embajador de Estados Unidos en México, Ken
Salazar, sobre que “es necesaria una Reforma Eléctrica”, y le dio la razón.
Lo
que no dijo el Presidente, ni insinuó el diplomático estadunidense, es que
Estados Unidos, lo mismo que la Unión Europea, presionan para que se les
devuelvan los privilegios con que los cobijaron 36 años de malos presidentes
mexicanos, una era siniestra mejor conocida como “neoliberalismo”.
¿Qué
respondió el Presidente al reportero, que confundió al Embajador con
“Gobernador”, es decir, que no estaba concentrado en la calidad de su pregunta?
Agradeció
a Ken Salazar sus palabras, y aprovechó para ilustrar el fondo de esa
expresión: Dijo el Ejecutivo Federal:
“Es
necesario revisar el marco legal constantemente, porque vivimos en un mundo
cambiante, son nuevas las realidades.
“Cuando
se aprobó esa reforma energética hace ya seis, ocho años, eran otras
condiciones, se apostaba a que desapareciera la Función Pública, que no hubiera
empresas públicas, ni bancos públicos, ni industria petrolera pública, ni
industria eléctrica pública; es más, no querían ni salud pública, ni educación
pública”.
López
Obrador subrayó que entonces, imperaba, prevalecía, elevado a rango supremo, la
“privatización, la transferencia, el traslado de bienes públicos a
particulares; que todo fuese manejado por empresas privadas, por empresas
particulares; que el Estado no interviniera en el desarrollo. Incluso, que
incumpliera con su función social y que todo quedara en manos del mercado”.
Y
puntualizó:
“Eso
era la política, eso es el neoliberalismo. Eso ya se aplicó en México, porque
no es novedad, desde la época de Porfirio Díaz”.
“Por
eso hablamos nosotros, que neoliberalismo es neoporfirismo, porque eso mismo se
impuso en el porfiriato:
“El
petróleo en manos de extranjeros, los ferrocarriles en manos de extranjeros,
las tierras también acaparadas por particulares, los grandes latifundistas…”
¿Y
el pueblo?
“Esclavizado,
los trabajadores sin prestaciones… Salarios que no alcanzaban para lo
indispensable, sin prestaciones de ningún tipo; no había ni siquiera un día de
descanso a la semana; el que no trabajaba, no cobraba, ninguna prestación”.
Más
adelante, el Jefe del Ejecutivo reiteró que sí, “si hay una nueva
circunstancia, se requiere una revisión al marco legal y por eso es necesaria
la Reforma Eléctrica, porque se hizo con otros propósitos. Se hizo, para hablar
claro, con el propósito de desaparecer a la Comisión Federal de Electricidad y
que todo el mercado eléctrico lo manejaran las empresas particulares; sobre
todo, extranjeras”.
Entonces,
agregó:
“Eso,
que fue un exceso, un despropósito, por la ambición al dinero, al lucro,
tratándonos a los mexicanos o tratando al país como si fuese tierra de
conquista… La verdad, que para algunas empresas extrajeras, algunos países nos
veían como tierra de conquista, era la segunda conquista, el saquear, el
robar”.
“Entonces,
ahora lo que queremos es, sin extremismos, hacer cambios en beneficio de todos
porque, aunque parezca increíble, de continuar con esa política, todos, ricos y
pobres, íbamos a terminar perjudicados, los pobres más pobres y los ricos más
inseguros, pues no iban a poder vivir más que en carros blindados o en
fortalezas, en bunkers, rodeados de guardaespaldas”.
¡Esquina,
bajan!
El
periodismo digital nos exige brevedad, brevedad y brevedad; lástima, porque
esta mañana el Presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció otra cátedra de
algo que no tuvieron los Presidentes mexicanos en los últimos 36 años:
Dignidad, y vale la pena reseñarla ampliamente.
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